jueves, 3 de febrero de 2011

Lupin bromista, fanfarrón, amante de los disfraces, de los efectos teatrales, del peligro... siempre enamorado




Es con Emile Gaboriau (1832-1873) con quien comienza la novela policial francesa. Gaboriau comenzó escribiendo novelas folletinescas y se convirtió en un típico representante de éstas. Crea a su héroe Monsieur Lecoq un policía parisino.



Gaboriau influyó sobre Conan Doyle, éste a su vez influyó al escritor francés Maurice Leblanc, pero de una manera muy particular. Maurice Leblanc inventó a Arsenio Lupin para que fuera un héroe totalmente distinto a Sherlock Holmes. Tiempo más tarde Lupin sería uno de los repre- sentantes mas significativos de la novela policial francesa.


Lupin se construye como un mito, gracias a su inteligencia prodigiosa y a su actividad devora- dora que lo llevaban a resolver los casos de una manera fenomenal. Cuando Leblanc escribió Los tres crímenes de Arsenio Lupin ya no quedaban dudas: Lupin, prisionero en la Santé, jefe de policía, vengador del honor nacional y amante desesperado, era verdaderamente un su- perhombre.


El mito de Lupin es durante un momento de la sensibilidad francesa, se tendría que agregar que se trata de un momento de decisiva importancia ya que bajo la influencia de Leblanc cam- bia toda una forma colectiva de soñar. Existía antes a Lupin el folletín, donde reinaba el melo- drama, una imaginería del tiempo de las diligencias, mismo respondía a una larga tradición. Se produjo entonces una gran transformación, la acción se convirtió en investigación y fue dirigida por el razonamiento. También surge la imaginería también nueva, deslumbrante y grandiosa a la vez. Leblanc, rescata del olvido decorados por ejemplo: la guillotina, los cafés, Paris, entre otros.


Leblanc creo todas las situaciones claves de la novela policial más moderna: el narrador resulta ser el culpable, Lupin resuelve los problemas mas asombrosos obteniendo soluciones mejores que las que encuentra Dickson Carr, el autor utiliza con feliz virtuosismo los recursos más suti- les de la deducción. Juan José Millás

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